En estas elecciones sindicales no solo elegimos unas siglas: elegimos qué idea de justicia queremos defender en nuestra empresa. Presentarse en una candidatura no es un gesto simbólico. Quien da ese paso sabe que, tarde o temprano, tendrá que posicionarse en conflictos donde no está claro qué es “lo justo”. Implica asumir la responsabilidad de poner sobre la mesa los conflictos reales, aunque sean incómodos, explicarlos con honestidad a toda la plantilla, fija y temporal, y asumir que habrá desacuerdos.
Desde CGT queremos hablar de esa responsabilidad y hacerlo precisamente con un ejemplo muy concreto y actual: el debate sobre las bolsas de trabajo y los cambios que se están planteando y que se quieren llevar el próximo día 27 de noviembre a la Mesa de Contratación.
Desde hace años, a la hora de hacer un contrato o una sustitución, el orden que se ha seguido ha sido, básicamente, tirar de las bolsas de traslados temporales, de las de promoción y de las de superior categoría, y después de las bolsas de concurso-oposición y de las externas.
La plataforma Estables por Derecho, donde se agrupan compañeros y compañeras temporales con diferentes casuísticas, presentó ayer una propuesta a la dirección de la empresa. En dicha propuesta, en la que según dijeron estaban de acuerdo CCOO, UGT, SPA y Agrupación, plantearon modificar este orden de prelación. La propuesta consiste en cambiar el orden que hasta ahora se ha seguido en las bolsas a la hora de ofrecer los contratos temporales, independientemente de su duración, y que ahora quedaría así:
1. Bolsa de oposiciones del 2008, en las categorías que las hubiera, o Bolsa externa vigente. Donde no existan ni bolsa de oposiciones ni bolsa externa, conformar una lista donde se ordenen los trabajadores por tiempo trabajado en dicha categoría.
2. Bolsa conformada por las personas que aprueben y no hayan conseguido plaza en las próximas oposiciones
3. Traslado de personal fijo
4. Bolsas internas de superior categoría
Es decir: se priorizarían de forma general las bolsas de temporales (así como las futuras bolsas que se creasen) y el personal fijo que hoy está en bolsas de promoción interna, traslados o superior categoría pasaría a un lugar claramente posterior. En la práctica, muchos fijos dejarían de tener la posibilidad de sustituir bajas o mejorar temporalmente su situación porque siempre habría antes una bolsa temporal a la que acudir.
Y es aquí donde aparece la pregunta incómoda: ¿qué es lo justo?
Para un trabajador fijo, que lleva años en la empresa, que se ha preparado una promoción interna o que cumple requisitos para estar en la bolsa de superior categoría, puede resultar profundamente injusto perder la opción de acceder a esas sustituciones. Para un trabajador temporal que lleva también años sustituyendo aquí y allá, viviendo en la incertidumbre, es igual de comprensible que vea justa una prelación que le dé continuidad y futuro.
Desde CGT no estamos contra los temporales. Al contrario: entendemos y compartimos su hartazgo, porque la temporalidad crónica es una injusticia creada por la empresa y por unas políticas de contratación que convierten en “parche” lo que debería ser empleo estable. El conflicto no es entre fijos y temporales; el problema real es una forma de organizar el empleo que permite que haya necesidades permanentes cubiertas a base de contratos temporales.
Precisamente por eso creemos que no se arregla una injusticia creando otra. Quitar de en medio a las personas fijas de las bolsas de traslados, de promoción o de superior categoría, para que tengan preferencia los integrantes de las bolsas derivadas de oposiciones nuevas o antiguas, o de bolsas externas, no es la solución: solo desplaza el problema e introduce una guerra entre iguales. Y esa guerra siempre la gana la dirección. Lo que debería estar en el centro del debate es otra cosa:
– Que la empresa planifique sus necesidades de personal y que para estas oposiciones arranque a la Junta un mayor número de plazas de las que ahora mismo hay sobre la mesa
– Que convoque oposiciones y procesos selectivos con regularidad
Si hubiera oposiciones periódicas, transparentes y bien diseñadas, no estaríamos discutiendo ahora qué bolsa va primero o después. Habría plantillas dimensionadas y vías claras para todos sin depender de apaños continuos.
Nuestra responsabilidad, presentándonos a estas elecciones, es contar estas y otras cosas de manera clara y transparente. Informar cuándo, cómo y quiénes quieren cambiar las reglas del juego, explicar qué supone para cada colectivo y abrir un debate honesto en la plantilla. No queremos que nadie pierda derechos: queremos que se amplíen. Queremos que los temporales dejen de serlo, que se conviertan en fijos, que su experiencia se reconozca, y que al mismo tiempo se respeten las expectativas legítimas del personal fijo que ha accedido a bolsas internas.
El lunes, cuando vayamos a votar, no se trata solo de elegir siglas, sino de responder a esta pregunta:
¿Queremos un sindicato que se limite a gestionar los cambios de espaldas a la plantilla, o uno que los haga públicos, los discuta y defienda una idea de justicia que no enfrente a unos compañeros con otros?
Desde CGT elegimos lo segundo. Por eso hablamos de esto hoy, sabiendo que no es sencillo, que es incómodo y que cada cual tiene su idea de lo que es justo. Pero si algo tenemos claro en CGT es que la justicia no puede construirse a costa de pisotear los derechos de nadie, sino hombro con hombro, fijos y temporales, exigiendo a la empresa y al resto de sindicatos transparencia y respeto a los derechos de toda la plantilla.