Poco más se puede decir de la retransmisión de las campanadas en Canal Sur. Conseguimos ser el primer trending topic de 2015, salir en todos los medios nacionales, también en algunos internacionales, y, sobre todo, decepcionar a miles de familias andaluzas que habían optado por la Radio y Televisión Pública andaluza para despedir el año. En resumen: hacer el ridículo de la manera más espantosa. Todos los trabajadores de RTVA conocen ese error garrafal que, de momento, le ha costado el puesto al director de Emisiones y Continuidad, José Luis Pereñíguez. Uno de esos directivos con solera, de esos que los usos y la costumbre han mantenido en la silla tantos años y que se marcha poco antes de su jubilación. La dirección de la empresa habla de “errores humanos atribuibles a, al menos, tres trabajadores”, estaremos muy atentos a las explicaciones de la dirección de Recursos Humanos y exigiremos que se haga público el resultado de esas “investigación” anunciada a bombo y platillo.
Para CGT este desastre tiene un simbolismo muy fuerte. Ha representado de manera brutal, en menos de diez segundos, lo que muchos trabajadores llevamos sufriendo en nuestros departamentos: el caos al que nos lleva esta dirección irresponsable y caduca. La falta de un modelo de radio y televisión de servicio público que tienen los directivos que soportamos. Todos criados al abrigo del partido, expertos en el inmovilismo y siempre comportándose como estómagos bien agradecidos. Directivos que saltan con auténtica irresponsabilidad y sin méritos de puesto en puesto, manejando el dinero público de manera bochornosa.
Las uvas se les han atragantado a muchos andaluces, pocas voces de la calle han mostrado comprensión con el error y tenemos que ser conscientes de que este incidente nos ha mostrado lo alejados que estamos de la población. Una rápida visión, de menos de diez segundos, que nos debe servir como revulsivo ante esta dirección organizada para hundirnos. Los trabajadores debemos tomar las riendas, denunciar cada uno en nuestro ámbito a esta dirección que nos dejará sin trabajo. Despedimos el año con la tradición de las uvas, si gestionamos bien este error igual podemos decir que nos comimos (o más bien no) las uvas de la suerte.