CGT viene denunciando la manipulación política que en estos momentos alcanza cuotas inimaginables en Canal Sur. Una de las expresiones de esa manipulación son las tertulias de radio y tele. El tertuliano es un político “empotrado” en este medio público de comunicación esencial. Desde luego, su opinión no es para nada esencial. Es pura propaganda. Lo padecíamos en las tertulias de Tom Martín BenÍtez. Y ahora lo sufrimos en muchos más grados en las tertulias de Jesús Vigorra.
Ayer, uno de los tertulianos, Pepe Arenzana, que se expresaba con prepotencia, desahogo, y una enorme falta de respeto hacia la audiencia y el resto de los componentes de la mesa, vomitó en directo un discurso negacionista de la violencia machista, al más puro estilo Abascal, o juez Serrano. Se jactaba de ser políticamente incorrecto, como si eso fuera sinónimo de transgresión, cuando en realidad lo único que hacía era repetir un discurso fascista y retrógrado. Porque negar la violencia machista, ensalzar el racismo y la xenofobia es muy antiguo, tanto como la caspa que rebosa en los hombros de éste y otros personajillos, llenos de odio, que proyectan sus traumas y complejos en las ondas y ante las cámaras.
Por desgracia el discurso machista, misógino, racista y xenófobo es común en muchos tertulianos que han recalado en Canal Sur en esta hornada del gobierno actual. Se dedican a manipular, tergiversar los datos, en muchas ocasiones con la complicidad de los responsables de los programas, editores y presentadores para lanzar falsas conclusiones, las dictadas por los partidos políticos que los sostienen y los enchufan en Canal Sur para generar una tendencia de opinión. Así es como gota a gota, se ha ido impregnando a la sociedad andaluza de muchas falacias. Como el discurso de cerrar Canal Sur, porque entre otras cosas, los trabajadores de este medio somos unos enchufados, no, textualmente “apesebrados”. El dinero público está para garantizar el servicio público. En nuestro caso es la información veraz, contrastada, y de calidad, que en nada tiene que ver con lo que ofrecen estos colaboradores de ahora y aquellos de antes.
Por cierto, que el número de colaboradores en la Radio ha aumentado sustancialmente. Y por cierto, la tertulia de la Tv que antes se hacía con medios propios ahora es externa. Suma y sigue. Si nos ceñimos estrictamente al capítulo de la igualdad, no ha habido Dirección en esta empresa pública que se la creyera de verdad. Y trabajara por ella. Lo demuestran la comisión de igualdad, la subcomisión, los planes de igualdad no desarrollados ni cumplidos, la desidia en obtener datos certeros de desigualdades en este medio de comunicación y la reciente figura de la Delegada de Igualdad impuesta a dedo desde el inicio como retiro dorado de alguna directiva o trampolín político de otra.
Por todo esto decimos No a la hipocresía de la Dirección que habla de igualdad con la boca chica y se pliega una y otra vez a los intereses partidistas. NO con nuestro dinero. NO a la manipulación política en todas sus vertientes. Los Pepes Arenzanas, a la puñetera calle. Que los contraten los partidos políticos a los que sirven y dejen espacio a los especialistas y expertos en todas las vertientes del conocimiento que hay en Andalucía. A los editores complacientes, colaboracionistas de este engranaje perverso, hacéoslo mirar. No cobráis por complacer al poder, sino por hacer bien vuestro trabajo, con honestidad. A la Dirección, ¿una vez más donde dije digo, digo Diego y así mantenéis en nómina a los Arenzanas? Y otra cosa, las tertulias cansan hasta a las ovejas. ¿No hay nada más creativo para subir la audiencia? Y a todo esto, ¿dónde queda todo aquello de Vigorra dales caña? A Vigorra le ha faltado arrojo para callarle la boca a este negacionista de la violencia machista durante su intervención… Lo mismo está de acuerdo con esos argumentos… Aquí ya nadie conoce a nadie, Jesús Vigorra, como otros muchos, ha sufrido un espectacular caso de transformismo, de “progre” a reaccionario. Algunos solo son fieles a lo mismo, como ya se vio en las fraudulentas y sobredimensionadas galas de Ausbanc donde cobraba miles de euros por presentarlas. ¡Date caña, Vigorra!