El comunicado enviado por la dirección de la empresa a TODOS LOS TRABAJADORES el día 23 de septiembre no puede ser más surrealista y patético. Esta dirección sigue viviendo en su particular torre de marfil y alejada de la realidad diaria.
Para ser rigurosos con la VERDAD, lo primero que hay que hacer es reconocer los fallos (que haberlos los hay) y dejarnos de buena fe y honestidad. Las distintas direcciones de esta empresa, salvo raras excepciones, no han tenido nunca buena fe y jamás han sido honestas, en líneas generales, ni con esta plantilla ni con la sociedad andaluza. Siempre se han movido por intereses particulares o políticos. Han campado a sus anchas y prueba de ello es que muchos de los exdirectivos han utilizado esta empresa para lucrarse a título personal o como trampolín para crear, después de cobrar suculentos sueldos del erario público, sus propias productoras.
Una estructura profesional anticuada, una errática política de pluses, cambios de criterios constantes para promociones o creación de empleo, oscurantismo en la contratación en determinados colectivos, inexistencia de bolsas de trabajo en otros, falta de rotaciones en determinados puestos de trabajo y, sobre todo, una verdadera falta de comunicación vertical ascendente y descendente y no contar nunca con los trabajadores de la casa, han dado lugar a que un elevado porcentaje de esta plantilla esté «achicharrada». Esto no se consigue con honestidad y buena fe. Esto es fruto de una pésima gestión y dirección desde los inicios de la RTVA.
Tampoco es para ponerse medallas ofrecerle a nuestra sociedad, la que paga todos nuestros sueldos, una programaciC3³n que refleja sólo una parte de Andalucía, con unos ínfimos y cada vez más reducidos índices de audiencia, argumentando ser «una de las más eficientes de todo el territorio español» porque costamos muy barato en relación con otras radiotelevisiones autonómicas. A día de hoy, esta vieja, manida y obsoleta directiva no quiere saber que la población andaluza de 18 a 40 años e incluso más años NO ve la TV tal y como la tenemos concebida, sino que se sienta delante de una pantalla y un ordenador y busca TV a la carta, se descarga series, películas… Este importante sector de la población andaluza no está representada en la programación que emitimos y no hacemos nada por atraerlo.
Somos conscientes de que los directivos de esta casa hacen auténtico esfuerzo por no separar su culo del sillón de cuero en el que llevan años, algunos de ellos esperando la edad de jubilarse. Es normal, si tuviesen que dejar esta empresa para ganar lo mismo ¿dónde irían? ¿A qué se dedicarían? Sigan creyendo que lo están haciendo bien y no sólo estaremos yendo hacia la deriva, sino que nos hundiremos. Quizás es eso lo que pretenda la actual dirección, lo que no sabemos es si por su incapacidad o por indicaciones de la Presidencia de Gobierno de la Junta de Andalucía.
No es bueno airear los trapos sucios fuera de casa, pero esta casa lleva ya más de 30 años sin airearse. Hay que renovar la dirección y para ello tiene que entrar aire fresco, gente nueva, con otras miras, con otras maneras de trabajar, con ilusión y ganas de dar la talla, de ser participativos, competitivos y plurales, y no con el único interés de llenarse los bolsillos cuanto más y rápidamente mejor. Esta empresa necesita un cambio de dirección al igual que nuestra propia Andalucía necesitará un cambio de gobierno. Tanto tiempo apoltronado oxiga el cerebro, anula las iniciativas, te acostrumbras a la rutina y al final sólo vives para QUE TODO SIGA IGUAL Y NADA CAMBIE, pero no por el interés de Andalucía, ni por el de los andaluces, ni por el de la RTVA, sino por interés tuyo particular como político y como directivo.
No sabemos si a día de hoy los trabajadores estaríamos dispuestos a arrimar el hombro y darlo todo por defender, de verdad, nuestra empresa y nuestro futuro, pero nuestros políticos ¿están dispuestos a mantener una Radio y una Televisión verdaderamente públicas y al servicio de la ciudadanía y no del partido de gobierno?